25/07/2024
El cambio climático hace que cada vez sean más habituales los episodios de temperaturas extremas en los meses de verano. Las olas de calor pueden elevar los termómetros hasta más de los 35 o incluso 40 grados, lo que puede suponer incluso un riesgo para la salud. Ante esto, se hace cada vez más necesario contar con estrategias para mantener un ambiente agradable en nuestros hogares, tomando cada vez más importancia los equipos de refrigeración como los aires acondicionados.
En la temperatura de una vivienda influyen muchos factores, como su ubicación geográfica, su orientación o los materiales empleados en su construcción, pero, sin lugar a dudas, el aire acondicionado se convierte en un indispensable en muchos lugares del país para sobrellevar el calor extremo. De hecho, en torno a la mitad de los hogares españoles cuentan con este tipo de sistemas de refrigeración.
Es por eso que la eficiencia energética de una vivienda, algo desconocido para muchas personas, cobra un papel muy importante a la hora de mantener nuestras casas frescas en verano, y cálidas en invierno. Cuanto más eficiente sea un inmueble, menos costará, tanto en términos económicos como de energía, calentarlo o enfriarlo.
Todas las viviendas que se alquilan en España están obligadas a contar con un certificado energético, que las clasifica en función de su eficiencia en una escala que va desde la A, las más eficientes, a la G, las menos. Este documento ofrece también información sobre la cantidad de energía que se precisa en un hogar para mantener una temperatura confortable, especificando la demanda de calefacción o de refrigeración necesaria en cada caso.
Además, debemos tener en cuenta que un mismo inmueble puede tener una demanda de energía distinta para calentarlo que para enfriarlo, algo que no sorprende, puesto que es normal pensar que una vivienda en una zona muy cálida va a necesitar más energía para enfriarse en verano que para calentarse en invierno, y viceversa.
Cuanto peor sea la calificación energética de un inmueble, es decir, las etiquetas E, F o G, mayor coste tendrá alcanzar la temperatura deseada, ya que requerirá mucha más energía para hacerlo. Además, cuanto mayor sea la diferencia entre la temperatura en el exterior y la que se desea mantener en la casa, más importante será la calificación energética y la eficacia de elementos como el aislamiento del edificio o la calidad de las ventanas.
Por todo esto, mejorar la eficiencia energética de nuestras viviendas se convierte no solo en algo beneficioso para el medio ambiente, o para nuestro bolsillo, sino que resulta muy beneficioso para nuestro bienestar y nuestra salud.
