27/06/2023
Desde hace algunos años la implantación de sistemas de domótica y tecnología inteligente se han ido incorporando a los hogares. Entre ellos, despierta ciertos interrogantes la llave electrónica, por las dudas de seguridad que muchos propietarios se plantean.
Este tipo de acceso, sustituye a la llave tradicional, no requiere cables ni mantenimiento, guarda los registros de cada apertura y administra permisos. Su instalación es tan sencilla como reemplazar la cerradura actual.
¿ES UN SISTEMA SEGURO?
Lo primero que es importante dejar claro es que el sistema de llave electrónica es más seguro que la llave convencional, debido a que son mucho más difíciles de duplicar, al no tener un formato físico. Además, este sistema se puede programar, dando acceso o no a determinadas partes del edificio. Eso posibilita que los vecinos de un edificio puedan controlar quien accede o no al inmueble, reduciendo riesgos de robos, etc.
Además, este tipo de llaves se pueden reprogramar fácilmente, por lo que en una vivienda de alquiler resultará sencillo quitar el acceso al inquilino que se va y concedérselo al que llega.
Merece la pena señalar que, como cualquier tecnología, no está exenta de riesgos. Veamos cuáles son:
- Batería. El riesgo más básico es que la batería de la llave se agote. De suceder, el usuario podría no acceder a la vivienda. no obstante, este riesgo es mínimo, dado que la mayoría de estos sistemas cuentan con una batería que puede llegar varios años y que emite una señal de alarma antes de agotarse. Además, se recomienda contar con una llave de respaldo física por si llegase a ocurrir.
- Hacker. El principal riesgo de este tipo de llaves es que un hacker pueda acceder al sistema y obtener acceso a la vivienda. Sin embargo, la mayoría de sistemas de llave electrónica cuentan con sistemas de seguridad avanzados que evitan este peligro en la mayoría de los casos.
Como conclusión, este sistema de llaves es recomendable por la seguridad y la comodidad que aporta. Además su coste no es elevado y podrás ahorrar el coste de cerrajeros en los que se incurre cuando se pierde una llave tradicional.