05/09/2023
Desde hace unos años las grandes capitales arrastran los efectos de un notable desequilibrio entre la oferta y la demanda en el mercado del alquiler. La principal consecuencia ha sido un fuerte incremento de los precios que ha comprometido el acceso de gran parte de la población a una vivienda digna, además de la generalización del fenómeno del alquiler de habitaciones.
A pesar de diversos intentos por controlar los precios desde el punto de vista legislativo (como en el caso de Berlín, París, Oregón y, ahora España), parece ser que lo más efectivo para templar el coste es introducir oferta en el mercado, equilibrándolo.
Siguiendo esta premisa algunas ciudades, como Nueva York, han puesto en marcha una estrategia que consiste en reconvertir oficinas en viviendas. De este modo en el caso neoyorkino, por ejemplo, se añadirá una superficie habitable comparable a la ciudad de Filadelfia.
Sin embargo, el ambicioso proyecto no está libre de trabas, teniendo en cuenta los elevados costes de convertir oficinas en viviendas habitables. Por eso, se han propuesto medidas como exenciones fiscales, agilidad en la recalificación y otro tipo de incentivos para que las promotoras vean compensadas estas dificultades.
En el caso de España, se estima que existen entre Madrid y Barcelona 2,5 millones de metros cuadrados de espacios destinados a empresas que deberían cambiar de uso a viviendas, lo que aportaría 28.000 nuevas casas, en gran parte en el centro de esas dos urbes con alta presión de inquilinos.
Habrá que ver cómo culmina el proyecto de Nueva York, pero si llega a término y sus efectos son los esperados estaremos ante un ejemplo alternativo que puede tenerse en cuenta en otras capitales. Sobre todo, si atendemos al hecho de que el teletrabajo ha propiciado que muchas oficinas queden vacías y que las personas desarrollen su jornada laboral desde casa.
